En marzo, se celebra el día de la “mujer”, pero no de la mujer real, sino del ideal de mujer que nos quiere imponer la ideología feminista: la mujer que es “libre” porque puede matar al bebé que lleva en su vientre, que puede hacer cosas como si fuera hombre, de mostrar su cuerpo sin ningún pudor. Engaño más grande no se nos ha vendido, ese ideal no le es propio a la mujer, solo la daña.
Dios al crearla le dio su misión a la mujer: “No es bueno que el hombre esté solo; voy a hacerle una ayuda adecuada para él”. (Biblia de Navarra, Gen 2:18). Pero como dice el R.P. Álvaro Martín Calderón, “La mujer fue creada para el hombre, pero no para ser su sierva o esclava, si no como su auxiliar. En términos más precisos…, auxiliar para el bien común de la familia y de la sociedad”. La riqueza de la mujer está en que, precisamente, es diferente al hombre, pero su diferencia es proporcional:
“El hombre sin ella es incompleto. Su fuerte contextura vehemente, inclinada a la energía, le hace áspero, burdo; él solo resultaría insoportable; necesita el trato de la mujer que lime su aspereza, afine su brusquedad, inyecte en sus modales duros, delicadeza, frene vehemencia pasional con ideales de superior belleza y tiña sus actividades con la sonrisa de un amor que le impulse, eleve y transforme en un caballero” (Viana E. E., pág. 10).

Otro aspecto esencial en la mujer es su corazón de madre: Dios le ha dotado un corazón que la hace inclinarse al débil, al necesitado, que es más sensible, posee una emotividad que la hace ser más delicada en sus razonamientos, más dulce en su obrar; más detallista, más previsora; más paciente, y de más resistencia moral. (Viana E. E., 1939, pág. 15).
Por lo visto, la mujer, según el plan de Dios, no es poca cosa, tiene su valor, pero es muy diferente al falso valor que le venden las ideologías. Por una mujer entró el pecado en el mundo, pero también, por una mujer nos llegó el Redentor. Si la mujer es tal no nos debe extrañar que, por ella, la sociedad pueda elevarse o corromperse, “¿no veis en el hombre la inteligencia, la fuerza, la acción, las energías, el poder; y en la mujer la suavidad, la dulzura, el encanto, el impulso, el alma de toda obra humana?” (Zea-Bermúdez, 1904, pág. 19).
Autora: Paulina Estrella
Bibliografía
Biblia de Navarra. (2008). Pamplona: EUNSA.
Viana, E. E. (1939). ¡Muchacha! Vitoria.
Viana, E. E. (s.f.). La muchacha en el Hogar.
Zea-Bermúdez, A. d. (1904). Influencia de la mujer en la regeneración social de los católicos. Cuenca.
Excelente Reflexión, no había visto un tema que resaltara las cualidades de la mujer con esta perpectiva. Saludos